La correcta medición de la temperatura de proceso es un factor esencial para lograr un funcionamiento rentable de un instrumento. En principio, esto no parece ser un problema. Los pasos a dar serían los siguientes: selección un termómetro, ajuste del diseño de la vaina de protección requerida, verificación del cumplimiento de los estándares obligatorios y montaje del punto de medición. Y hasta aquí. No obstante, la realidad es que este proceso no es tan sencillo y en este caso las dificultades residen en los pequeños detalles.
Hoy en día, es posible realizar pedidos de componentes para puntos de medición de manera rápida y sencilla, tan solo se necesitan unos clics de ratón. En cambio, analizar sus características en detalle sí necesita más tiempo. Es entonces cuando surgen las siguientes preguntas:
- ¿Qué tipo de instrumento de medición de temperatura se necesita: mecánico o eléctrico?
- ¿Qué longitud prevalece para la configuración de la medición: la longitud de instalación de la vaina de protección en el proceso o la longitud estandarizada del sensor del termómetro?
- ¿Corresponden las dimensiones del tubo y los extremos de este con las longitudes estandarizadas?
- ¿Se exige realizar un cálculo de resistencia de la vaina de protección y qué influencia ejerce este cálculo en la interpretación del punto de medición?
Además, la mayoría de las veces surge un conflicto de intereses en torno a esta cuestión:
Por un lado, la persona encargada de la instrumentación quiere sumergir el termómetro hasta el máximo posible en el proceso con el fin de obtener el mejor resultado de medición.
Por otro lado, la persona encargada de la seguridad de las instalaciones exige que la profundidad de montaje sea lo más corta posible para evitar averías causadas por desprendimiento de la vaina de protección. La calibración de puntos de medición de temperatura implica, por tanto, tener que tomar numerosas decisiones con la dificultad que ello supone.
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